Después del escándalo de la carne de caballo en los productos de La Cocinera, lanzan esta campaña de lavado de imagen.
Resulta paradójico que después de un escándalo tan grave como el de la carne de caballo, La Cocinera intente engañarnos con este anuncio. Como suele suceder en estos casos, el efecto conseguido es el contrario al esperado: consumidores que no solo no se han creído nada, y que además, ahora, están indignados.
Pero no todo son buenas intenciones. Al parecer, La Cocinera (parte del grupo Nestlé) ha dejado de trabajar con el proveedor culpable de la carne de caballo de manera inmediata y también ha incorporado análisis de ADN a todas las partidas de carne que reciben. En el spot hacen hincapié especialmente en este aspecto entrevistando, entre otros, a la responsable de análisis químicos.
La agencia
Tiempo BBDO se hace cargo de este arriesgado proyecto. Devolver la confianza a una marca tan dañada últimamente es una tarea complicada. Para ello han elegido la fórmula de Balay: son los propios empleados los que protagonizan el anuncio.
El anuncio ha sido producido por El Cangrejo (Barcelona), entrevistando durante tres días a trabajadores de la fábrica de La Cocinera en Valladolid. Además la campaña se acompaña de un anuncio en prensa. Se trata de una carta abierta, supuestamente de parte de los propios trabajadores de la fábrica a todas las familias de España, pidiéndoles que no pierdan la confianza en la marca y dando las gracias por seguir ahí, lema de la campaña.
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